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Más solidarios!

Las cooperativas son un modo de organización empresarial que se diferencia de las empresas privadas por varios motivos. El más importante tiene que ver con sus objetivos primarios: por un lado, responder a una necesidad concreta de la comunidad y por el otro, usar el beneficio económico que se desprende de esa actividad en acciones que impulsen el desarrollo local. Esto implica que las ganancias se reinvierten en la comunidad de origen de la cooperativa.

Pero también hay una rasgo solidario que caracteriza a las empresas de la economía social y que tiene que ver con atender necesidades puntuales de la comunidad en la que está inserta. Por eso, son muchas las organizaciones, asociaciones civiles, centros culturales y clubes de barrio que acceden de manera gratuita a los servicios que brinda la Cooperativa de Tortuguitas. Esto se traduce en teléfono e internet gratuito, lo que resuelve un problema fundamental de muchas asociaciones solidarias que necesitan de estos medios de comunicación para desarrollar sus actividades. En especial durante la pandemia.

En esta nota dialogamos con dos de estas organizaciones, que cuentan qué trabajo desarrollan y cuál es el aporte concreto que hace la Cooperativa de Tortuguitas a sus acciones.

Un centro cultural hecho a pulmón

El Centro Cultural El Hornero, ubicado en Formosa y Los Nogales, ofrece clases de pintura, dibujo, guitarra y apoyo escolar. Adriana Kreff, junto a su marido, Juan Eduardo Tissot, armaron ese espacio con el objetivo de resolver ciertas necesidades del barrio y acercar estas actividades culturales a los vecinos. “Tengo 54 años y hace 54 años que vivo en el pueblo. Conozco hasta la última pulga de este lugar. Trabajo con el pueblo desde siempre y la Cooperativa de Tortuguitas es la única institución que me brinda alguna ayuda. Me cansé de pedirla y no tuve respuesta. Este espacio lo armamos con la indemnización que cobró mi esposo por un accidente laboral”, dice Adriana. Ambos estudiaron en la Universidad Nacional de Arte y su sueño es devolver a la comunidad lo que aprendieron allí.

Hoy el C.C El Hornero se convirtió en una referencia, donde además se dictó, hasta que llegó la pandemia, el Plan Fines, que permite que los adultos que no terminaron sus estudios, puedan hacerlo.

El lugar donde se desarrollan las actividades, que está en el terreno donde vive la familia, no es grande y hoy están necesitando ampliar el espacio y construir un salón más. Necesitan seis chapas, arena, cemento y materiales de construcción en general. Aquellos que puedan colaborar con esta iniciativa tan importante para el barrio, pueden comunicarse al 11 5348 5433 y coordinar con Adriana.

Una red para los que menos tienen

La Asociación Civil Las Suricatas forma parte de la Red El Encuentro, un espacio confirmado por 15 centros comunitarios que trabajan en distintas zonas de Malvinas Argentinas, José C. Paz, San Miguel y Moreno. Está ubicada en Paso de los Patos, esq. Guatemala.

Sus tareas se enfocan, principalmente, en el trabajo con bebés, niños y jóvenes, para quienes hacen actividades pedagógicas recreativas y de cuidado. “Trabajamos en zonas donde la población está muy empobrecida. Por ejemplo, las mamás que trabajan y no tienen donde dejar a sus hijos, recurren a nosotros para eso. También damos apoyo escolar a contraturno de la escuela”, asegura Ana Gravina, parte de la Red desde hace 31 años.

La Red trabaja en conjunto, compartiendo saberes de formación y gestionando recursos conjuntamente. “Queremos mejorar la situación de las familias y lograr un reconocimiento como trabajadores para quienes hacemos este trabajo”, dice Ana. “Con la pandemia se suspendió la presencialidad, pero seguimos cocinando para alimentar a las familias que lo necesitaban. Hoy son alrededor de 4.000 personas, la mayoría se quedó sin trabajo durante la pandemia”.

La Cooperativa le dona teléfono e internet, pero las necesidades son múltiples. Los que quieran colaborar con la Asoc. Civil Las Suricatas pueden comunicarse con Lucía González al 11 3049 3418. Lo que necesitan con más urgencia son materiales de librería: cuadernos, cartulinas, marcadores, etc, para poder realizar las actividades pedagógicas y recreativas que piensan para los niños que pasan el día allí. También buscan una multiprocesadora industrial, que agilice las tareas de cocina que hoy realizan a mano.